EL ALMA Y EL ESPÍRITU EN FUNCIÓN DE LA ESENCIA
Siendo conocido ya, que desde
nuestra creación el reino hominal está conformado por una trinidad, quiero
expresar la función de cada una de estas partes y su razón de ser.
Es
una de las partes de nuestra trinidad, la cual se alberga en la materia en el
llamado corazón, proporcionándole al ser el don de la vida y la sensibilidad;
esta fuerza permanece ocupando dicho lugar durante el tiempo de duración de la
materia, llenándose ésta de sentimientos de alegría, tristeza, angustias y
esperanzas según el dominio del espíritu sobre el cuerpo material.
Se
ubica en la parte frontal o neurótica del cuerpo material; nos proporciona el
don del entendimiento, el don de la acción, el don de la luz, a través de la
cual nos reconocemos como hijos de Dios.
Esta
partícula de nuestra trinidad tiene la gran facultad de abandonar la materia y
realizar contactos con las fuerzas divinas del cosmos, proporcionándole a la
materia lo que conocemos como el sueño o proyección, la cual es recibida por el
alma. Mientras esto sucede el alma y el espíritu se comunican a través de la
fuente energética de cada materia.
Cuando
estas dos fuerzas están suficientemente irradiadas por esta fuente, se producen
entre el alma y el espíritu las llamadas proyecciones cósmicas, que consisten
en encuentros con seres de luz, personalidades de las vidas anteriores, o simplemente
proyecciones del alma de la vida diaria.
Es
un receptor cósmico que recibe por medio de rayos, el contacto de la acción del
alma y del espíritu; esto se realiza por medio de la activación de la fuerza
energética de la materia. La Esencia permanece siempre en el mismo lugar
esencial del cosmos, conservando la luz, efecto de la fuerza recibida, fuerza
que permite la formación del cuerpo condensal o uniforme de graduación.
Tomado del Libro "Universidad
del Alma y del Espíritu” escrito por José Gilberto Arias Cataño (Lokay Tron)



Comentarios
Del lat. homo, -ĭnis 'hombre' y -al.
1. adj. Perteneciente o relativo al hombre.
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